Reflexión sobre la fragilidad. El mar
Cuando creíamos que todo había pasado, el dragón da una nuevo zarpazo e insiste. En esta época convulsa que nos ha tocado vivir, transitamos por el mundo ocultos tras una mascara como si quisiéramos escondernos del destino.
Ovejas impersonales, dominadas por un ente invisible capaz de modificar lo inmodificable, al todopoderoso ser humano, rey de la selva y dominante de grandes especies, pero incapaz de luchar contra la nada.
Otra lección mas de vida que la naturaleza nos sirve en bandeja de plata y dudo que seamos capaces de digerir y memorizar.
He tenido la fortuna de poder recluirme en un lugar junto al MAR, durante mis paseos en solitario he podido dedicar tiempo a pensar, a observar su movimiento, su fuerza, a escuchar su lenguaje.
Me admira de el su constancia, ese vaivén de olas, recordandome que todo pasa, cada ola es distinta a la anterior, abocadas cada una de ellas al olvido, como espero que pronto suceda con la situación actual y solo quede en nuestro cerebro ese atisbo de memoria que nos recuerde que no somos mas que hormiguillas en un universo de gigantes.
“¡Hombre libre, siempre adorarás el mar!
El mar es tu espejo; contemplas tu alma
En el desarrollo infinito de su oleaje,
Y tu espíritu no es un abismo menos amargo.”
C. Baudelaire