Existen lugares donde la mente se transforma, muta, se sumerge en un mundo en el que cualquier pequeño detalle puede ser una puerta a otro universo, otro mundo que nos aterra, pero al mismo tiempo nos atrae.

Algo así como un agujero de gusano que nos atrapa y nos lleva a otra dimensión, de la cual en ocasiones no salimos, nuestra mente se queda allí para siempre aunque nuestro cuerpo permanezca aquí.

Son infinitas las dimensiones que nos ofrecen como infinitos son los universos posibles a los que podemos acceder. 

Algo así como una fotografía, que al ser mostrada nos brinda millones de posibilidades. Me encanta pensar que una escena en la que reina una aparente tranquilidad puede ser una máquina del espacio-tiempo.

Aquí muestro una pequeña selección de imágenes de un lugar muy especial en el que las mentes han divagado y han viajado por otros universos con más o menos fortuna. Algunas habrán regresado y otras no; pero quizás nunca sabremos si el lugar correcto era aquel o era este.

Espero que al menos hagáis un pequeño viaje de ida y vuelta y que como mínimo os queden ganas de volver a volar, os levante un prurito por el cual cuando veais una imágen os dejéis llevar por el horizonte de sucesos.